La Gran Evasión

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sábado, 10 de marzo de 2018

173 - Ladrón de Bicicletas - De Sica 1948


















Un tiempo de posguerra, en blanco y negro, desolador, de niños con ropas raídas, suburbios, descampados, hambre y sobre todo pena. La pena de un crío que adora a su padre y lo ve humillado dos veces. En la primera le roban la bicicleta que le iba a dar el sustento, después el desesperado desenlace junto al estadio de fútbol donde juega la Roma contra el Módena. Para su nuevo empleo pegando carteles Antonio Ricci necesita la bicicleta, lleva dos años parado. Su tenaz esposa empeña las sábanas, se puede dormir sin ellas, lo que sea por un salario en casa. De Sica sabe imprimir suspense a la acción, cuando Ricci está fijando el cartel de Gilda coloca la bicicleta apoyada sobre la pared, en el centro del plano,  alguien va a aparecer para llevársela, cualquier chico del arroyo, ya te avisaron, Ricci, ese trabajo era fácil pero había que estar espabilado y atento. La grandeza de esta película radica en la relación entre un padre y un hijo, ambos recorren los rincones de Roma en busca del instrumento de trabajo de un hombre asustado, el rostro curtido, sudoroso, la angustia enfatizada por la música de Cicognini, por los ruidos de una ciudad cansada, la ternura de un niño que quiere a su padre, como es natural, que llora, come mozzarella en una trattoria, sonríe. En la puesta en escena invisible de De Sica la lluvia parece calar, ese niño anda junto a su padre, los dos con el mismo pensamiento, dos almas unidas vagan por los vecindarios, la iglesia donde se juntan los pobres y los ricos, la orilla del Tiber, la casa de una vidente miserable que se aprovecha de la desgracia de sus iguales. Dos actores no profesionales, tan auténticos, Lamberto Maggiorani y el crío Enzo Staiola, cuyos rasgos recuerdan a los niños de Murillo, y la denuncia social de un guion elaborado y desgarrador. El padre dice que todo tiene remedio, menos la muerte, la esperanza, ese niño que ofrece la mano al padre, ahí está la luz entre tanta herrumbre.
De Sica, jugador empedernido, también perdió dinero con Ladrón de bicicletas o Umberto D, lo que contaban era demasiado real, demasiado humano, por fortuna el mundo las puede disfrutar, gracias Vittorio.

Raúl Gallego

Esta noche nos sentamos sobre el bordillo de la acera, entre Bruno y Antonio…

José Miguel Moreno, Gervi Navío y Raúl Gallego.

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