La Gran Evasión

La Gran Evasión

domingo, 28 de mayo de 2017

Amantes -Vicente Aranda- 1991























Hay algo en la mirada de Paco (Jorge Sanz) que tramite una inexorable tristeza, tanto en manos de Trini ( Maribel Verdú ), su novia de toda la vida, como en las de Luisa (Victoria Abril ), una viuda oscura que vive de timar a inocentes ahorradores. La vida del protagonista huye poco a poco, muy bien contado en ese creciente ritmo de fracaso, impotencia y negritud donde el relato de Vicente Aranda se adentra para siempre en la tragedia, abandonando la crónica social y de época en donde empieza y ancla su consciencia. Y es entonces cuando un halo triste de dolor y miedo se apodera de la película. La muerte, la inocencia traicionada y la necesidad de una España abocada al fin, ya sea mediante el delirio de un amor imaginado, la crudeza del vivir a estacazos, y ese imparable concierto español de sangre corriente. Que bien lleva y descubre Aranda esta película de tempo implacable, que magistralmente interpretan estos españoles reales, de una realidad vertiginosa, cuya peor, y mejor, característica es la irrefrenable presencia de lo real. En una España de hambre y posguerra, de aprovechados y falta de moral, viciada, mentirosa, lujuriosamente maltrecha por una cruz innoble. Estos personajes prototípicos representan un país, que no puede amar o que se aprovecha por inocentes e interesadas artes del otro a quien también sufren por deseo o remordimientos. Y a todos los quiere Aranda, o al menos no los crítica, pues su muerte, ni uno solo de ellos seguirá viviendo la historia inicial de sus inicios, es la muerte y sepultura de un tiempo, otro tiempo que quizás amanezca más allá del arte o los sueños.

José Miguel Moreno

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